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gocios mas graves que la Misa, si hay quien los tenga, muéstrelos.

El que come una cosa que le sabe bien, despues de haberla deseado mucho, la va compartiendo, la desmenuza poco á poco, y se paladea con ella, y la entretiene en la boca porque dure mas su sabor, y como que se olvida del provecho que causa en el estómago, por no perder el gusto que da al paladar. Esto que hacemos en manjares corruptibles para regalo del cuerpo, solo lo dexan de hacer en la Misa los que no toman sabor, ó no tienen respeto al manjar celestial que en ella se come.

CAP. VIII.

Demuéstrase esta obligacion de los Saterdotes, por ser en la Misa legados de la santa Iglesia.

Doctrina es de los Santos que el Sacerdote quando celebra hace á Dios una solemne embaxada de negocios gravísimos é importantísimos en nombre de toda la Iglesia 1. Por su boca pide la Iglesia pa

1 Ipsi sunt vox & organum sanctæ Ecclesix.

S. Bern. Instr. Sacer

dotis, cap. XII.

ra sus hijos el perdon de innumerables pe cados, las virtudes y los dones del Espíritu Santo, la gracia y la gloria eterna, y todo lo que se ordena á estos bienes. Con el Sacerdote gime la Iglesia, y desea y pide que sea dada fe á los Idolatras, luz á los Judíos, blandura á los obstinados pecadores, á los justos crecimiento en el bien y perseverancia. ¿Qué embaxada se ha hecho jamas sobre la tierra mas sublime que esta, ó mas honrosa, ό de mayor gravedad é interes? Pues á trueque de negociar en ella bien y salir bien despachado, ¿qué no deberá hacer el Sacerdote? Un negocio en que se va á ganar y grangear tanto y para tantos, ¿será justo tratarle de prisa, recortando de aquí y de allí, no mirando al provecho de la embaxada, sino á que no sea larga la embaxada?

Ello es que á los Sacerdotes no se nos ha encargado la brevedad de la embaxada, sino la feliz expedicion de los negocios que en ella tratamos: ni se nos pedi rá cuenta de no haber sido breves en pedir, sino de no haber procurado negociar bien.

Y si parase el negocio en hacer ridículamente por nuestras prisas el papel de embaxadores, malo seria; pero al

cabo no caeria sino sobre nosotros el daño. Mas tratándose de aplacar el enojo de Dios para que derrame sus misericordias sobre toda la tierra; ¿quién no ve los muchos bienes de que el Sacerdote se expone á privar á sus hermanos por las faltas que comete en la Misa? Quándo se ha hecho oir en los cielos la oracion de estos tibios? ¿quándo ha pasado mas allá de las nubes? Mal confia ser oido de Dios el que no tiene espera para escucharse á sí mismo 2.

Dirá alguno: ¿Pues no basta que el Sacerdote vaya al altar de parte de la Iglesia, y hable á Dios en nombre de ella, para ser bien recibido y oido? Si lleva la embaxada dictada por la Iglesia con asistencia y acuerdo del divino Espíritu, ¿qué falta puede haber en ella? Respondo, que si esto bastase, sin haber necesidad de cosa ninguna en el Ministro, por demas se le pediria que por su parte no inter

1 Meritò non exauditur...tepide postulans, & remissè... Remissa intentio, vox submissa. Quando illa penetrabit nubes? quando audietur in coelis? S. Bern. in Ps. Qui habitat, Serm. XVI. n. 1.

2 Quomodo te audiri à Deo postulas, cùm te ipse non audias? Vis esse Deum memorem tui cum rogas, quando tu ipse memor tui non sis? S. Cyprian. de Oratione Domin.

pusiese culpa alguna ó defecto. Y cierto es que de los pecados mortales tiene ex preso mandato de limpiarse en el arroyo de la penitencia; y de los leves quiere la Iglesia que aun al pie del altar, vestido ya para decir la Misa, pída perdon de nuevo y se lave, para que con toda pu reza se llegue á aquel tremendo lugar, y parezca ante el acatamiento de su Señor, á cuya vista ofenden aun las faltas pe queñas. Pues si de las culpas secretas y hechas antes, ha de ir limpio el que quie, ra hacer dignamente esta embaxada; ¿qué deseo tendrá de cumplir bien con el offcio de embaxador el que añade otras aun en el modo de desempeñarle? Este tal en vez de consolar á la Iglesia y enxugar sus lágrimas, que es oficio de Sacerdotes, esto es, de los hijos suyos mas caros y mast privilegiados; le da ocasion de nuevas y mas sentidas querellas, por ser ofensas que le llegan muy adentro del corazon las que en el sacrificio mismo se

cometen.

CAP

CAP. IX.

Es necesaria la pausa y devocion en la Misa para impetrar lo que en ella se pide.

Y algo deberá de importar por parte del

Sacerdote la devocion, el recogimiento interior y exterior en la Misa, y el decirla con gran perfeccion y exactitud para alcanzar de Dios lo que en ella se pide, y para que el pueblo la oiga con esta confianza; quando el Apóstol S. Pablo para persuadir á los fieles lo que habíamos de confiar del sacrificio que hizo Christo de sí en el altar de la cruz; despues de haber dicho lo que para esto bastaba, que es ser Jesu-Christo nada menos que Hijo de Dios, hace todavía gran mérito de que derramó lágrimas y clamó de lo hondo del pecho; habiéndose hecho digno de ser oido del Padre por el respeto debido á su persona, pero sin excluir el fervor con que ofreció este sacrificio 2.

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